Inés Pastor
Te escribo
desde la tierra
de la fruta insípida
mamá
la tierra
de los aguacates carcomidos
y las cerezas agrias
Te cuento
que debajo de mi colchón
hay un bar
hecho de corcho
donde sirven merluza
y sidra tibia
con clientes tan leales
que prenden las velas
con la cera de sus propios oídos
junto a plantas que oscurecen
y caen crujientes
conmovidas
por el estornudo
La casera
pone su oído contra mi pared
y cuando bostezo
me da los buenos días
ella colecciona mexicanos
nos pone nombres
del uno al yanisecuántossois
del uno al quégraciosotuacento
del uno al
esta vieja me trae hasta la chingada
Temo que cuando regrese
mi olor será otro
el pelo ya me creció
y cuando secreto
la sal se acumula
en otro lado
Cierro los ojos
y formo montañas
platos
colillas
papeles
botellas
láminas de pastillas
latas de atún vacías
partículas de colores
que en mi estómago
crean un atardecer
de psilocibina y jugos gástricos
Voy recogiendo el estallo
y volviéndolo a fundir
arrullada
por la risa de las quijas
y las olas de resina
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