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Un breve compendio de insultos y Piropos Filosóficos

Anónimo

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Este compendio surgió a partir de diferentes clases y discusiones a lo largo de la carrera de Filosofía. Con el supuesto de que el amor y el odio son las emociones más cercanas entre sí, se le presenta al lector una lista de insultos y piropos filosóficos que pueden ser empleados a su discreción y conforme a la situación específica en la que sean requeridos.

Los insultos dentro de este compendio se dirigen, en su gran mayoría, a la inteligencia de la persona insultada y tienden a la metafísica de diversos filósofos. De esta manera, el lector puede presumir su propio intelecto y conocimiento filosófico mientras que, al mismo tiempo, pone en duda el nivel intelectual de su contrario. Por lo tanto, consideramos que estos insultos son especialmente demoledores. Con esto en mente, se recomienda cuidado al utilizar esta sección del compendio.

Por otro lado, la sección de piropos es, a nuestro parecer, mucho más amena; sin embargo, también se tendría que recomendar usarla cuidadosamente, pues la pretenciosidad filosófica suele no tener los resultados deseados al emplear un piropo para acercarse a una persona. No obstante, dependiendo del tipo de relación que esté buscando el lector, esta lista de piropos podría ser pensada como un filtro para encontrar a alguien que esté igual de versado en la filosofía.



Insultos

Aristóteles: Tu cerebro se quedó en potencia.

Descartes, René: No le representas reto alguno al Genio Maligno.

Hegel, G.W.G: Cualquier dialéctica contigo involucraría un retroceso de la Historia.

Parménides: La Diosa Diké me dijo que no me fuera de tu lado.

Platón: Tu cuerpo es una tumba vacía.


Piropos

Aristóteles: El amor era solo potencia hasta que te conocí.

Heráclito: Eres la medida en la que se enciende mi fuego eterno.

Kant, Immanuel: Hagamos un juicio analítico juntos en donde tú eres el sujeto y yo soy el predicado.¹

Leibniz Gottfried: Al mirarte, sé que estoy en el mejor de los mundos posibles.

Lógica Clásica: Pareces un término mayor, pero eres el sujeto de mi conclusión.²

Platón: Me traes reminiscencias de lo bello en sí.

Spinoza, Baruch: Frecuento tus atributos y me siento potencializado.


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¹ Como explica Kant en la crítica de la razón pura, un juicio analítico es todo aquel en el que el predicado se encuentra dentro del sujeto. Por lo tanto, puede que el lector tenga que modificar esta línea dependiendo de su género, orientación sexual y/o lo que quiera connotar.

² Hace referencia al silogismo clásico, en donde hay tres términos; el mayor, el medio, y el menor. Una de las reglas para hacer un argumento silogístico válido dice que, en la conclusión del argumento, el término menor tiene que ser el sujeto mientras que el término mayor el predicado. La manera más correcta de enunciar el piropo sería «¿Eres un término menor? Porque eres el sujeto de mi conclusión». Sin embargo, nos pareció que llamar a una persona «término menor» podía sonar demasiado ofensivo y, por lo tanto, contraproducente para los fines de la frase.

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