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Aromas cinematográficos: la construcción del yo en la perfumería

Regina Oteiza Arrieta

Aromas cinematográficos

A mediados del año pasado, en TikTok se comenzó a viralizar un contenido que encontré bastante inusual: varios coleccionistas y aficionados de la perfumería se enfocaron en hacer reseñas y recomendaciones sobre fragancias de ultra nicho. En última instancia, se trata de fragancias producidas a baja escala y dirigidas a un grupo selecto. La mayoría fueron elaboradas por artistas de la perfumería canadiense, italiana, rusa o rumana con nombres sugerentes; dentro de las más viralizadas se encuentran: Inexcusable Evil (de la marca rumana Toskovat), Cuoium, Megamere y Stiercus (de Orto Parisi), Tyrannosaurus Rex y Bat (de Zoologist), y Sadonaso (de Nasomatto), aunque son sólo algunas de las muchas que atrajeron la atención de los usuarios.


Lo interesante de estas fragancias, es que sus notas evocan olores particularmente extraños: olor a sangre y pólvora, a cuero quemado, a estiércol, a animal, a sexo, entre otros. Al investigar más al respecto sobre estas fragancias, me encontré con comentarios de este estilo por usuarios que las han adquirido:


“Si quieres oler a un soldado en el campo de batalla, o a un asesino que mata a sangre fría, utiliza Inexcusable Evil”.

“Si quieres oler al sagrado ambiente de una iglesia antigua, usa Saint Tears; Essence of Forgiveness”.

“La fragancia Megamere es el olor de un barco oxidado y abandonado en las profundidades del océano”.

“Si quieres oler al gran animal prehistórico, usa Tyrannosaurus Rex”.

Sadonaso es la experiencia cruda del sexo, con olor a miembro masculino, semen y látex”.


A partir de esto, me percaté de algo: este estilo de perfumes, no sólo evocan aromas y experiencias estéticas disruptivas y provocativas, a diferencia de marcas como Dior, Gucci, Chanel o Ralph Lauren, sino que las descripciones sobre estos aromas se tratan de imágenes híper visuales. ¿Qué revelan estas fragancias de la moda olfativa, y sobre todo ¿Qué significan para la constitución del yo en nuestros tiempos? Lo mismo que Tom Ford dice: “Reveal your most glamorous and inspirational self. Amplify your individuality and show the world who you are, with maximum impact.” Es decir que, las fragancias están buscando, cada vez más, proveer al portador de experiencias cinematográficas; a través del papel que representa la fórmula aromática se convierte en el protagonista de su propia historia.


Carlos Hernandez, en “Ontología del aroma” arroja luz sobre el espacio y experiencia singulares que abren las fragancias: escribe que el olor actúa como modalidad para individuar los cuerpos. Las fragancias, tanto las de ultra nicho como otras, podríamos verlas como individualidades contenidas en una botella: se tratan de paisajes cinematográficos y aromáticos, debido a que su principal acción es evocar representaciones de situaciones (una caminata por un campo de flores, estar enamorado, el interior de una iglesia vieja, la guerra, el asesinato, etc.) de manera olfativa, lo cual lleva a instanciar sucesos singulares de individuación en aquél que se empape de ellas.


Y es que, a fin de cuentas, la cinematografía de los perfumes surge gracias al trazo de fronteras: se definen lugares que distinguen al yo de ellos, con el motivo de construir un espacio radical, distinto del afuera. En los perfumes de ultra nicho, la aparición de la frontera es evidente en el mismo nombre: dirigidos a un nicho específico, es decir, no para las masas, debido a que constituyen fórmulas poco comerciales, y, al fin y al cabo, poco deseables para la experiencia común. 


Es de esperarse que entonces los papeles representados con las fragancias se conviertan en espacios inusuales y disruptivos: un sector de la moda olfativa no buscará producir en su portador experiencias estéticas agradables, sino más bien controversiales. Este tipo de nicho hace de lo distinto, de lo rechazado, algo deseable, mediante la apropiación de un papel cinematográfico radicalmente distinto, disruptivo, al papel de Miss Dior, de Sauvage, o al de A Chant for the Nymph de Gucci.


En última instancia, parece que hay similitudes con las heterotopías que desarrolla Foucault, pues los espacios que abren las fragancias se tratan de espacios cerrados a los que no cualquiera puede entrar, ¡papeles que no todos pueden interpretar! En otras palabras, crean espacios de inclusión y exclusión. El espacio de las fragancias de ultra nicho es heterotópico en tanto su experiencia sensorial alude a un espacio que parece "estar fuera de lugar", y por tanto desafía las normas y las estructuras habituales de la sociedad (el olor a pólvora, sangre, a miembro masculino o a asesino, son olores moral y estéticamente reprobables porque remiten a conceptos como suciedad, perversión y maldad).


Aromas cinematográficos

Siguiendo esta lógica, hay otro concepto fundamental en juego dentro de la construcción cinematográfica del aroma: la mimesis. Es quizás el concepto más implícito dentro de ella, pues, como he desarrollado, en la perfumería se juega la imitación de situaciones, figuras y emociones. Y, de manera interesante, se busca que “el aroma del cuerpo que respiramos con nuestra nariz y boca sea el cuerpo mismo, el cual de forma súbita poseemos como si fuera su […] naturaleza”. (Sartre 1967, 174). 


Podemos traducir este pasaje que Carlos Hernández cita en su texto a la cinematografía de la fragancia: en cierto sentido, pretendemos materializar las imágenes aromáticas; al usar Miss Dior pretendemos realmente imitar, encarnar la experiencia del amor, mientras que la mezcla de notas cítricas, amaderadas y herbales de Sauvage materializan un cuerpo temerario, masculino y libre. A su vez, la fragancia de ultra nicho Bat, por ejemplo, hace que su aroma sea el cuerpo mismo del murciélago de fruta. 


Este esfuerzo de la fragancia por “ser alguien” se lleva a cabo de la misma manera en que se entra a las heterotopías según Foucault: se penetran estos espacios de violencia, animalidad, amor, libertad, masculinidad, femineidad, y sensualidad que posibilitan los perfumes, pero ilusoriamente: las personas que buscan aromas para ser percibidos de cierta forma se dedican a la interpretación de un papel temporal (dura hasta que el aroma se desvanezca). Es decir que, entonces, la pertenencia a estos espacios cerrados, no es permanente: el usuario tiene la oportunidad de representar los papeles que quiera con sólo unos cuantos sprays de una botella. Ser quien quieras ser, esa es la gran promesa de la moda.


Vale la pena detenerse brevemente en un aspecto que se desprende de esta promesa: la relación que tiene la perfumería con la “esencia”. Es muy común que en el lenguaje aromático se utilice esta palabra para nombrar al aroma mismo que contiene la botella. Parece ser que los perfumes buscan acceder a estos espacios mencionados anteriormente, pero que son “abstractos" (digámoslo, en su estado conceptual, como el Amor, la Animalidad, el Sexo, la Violencia, etc.), pero esto será posible a través de accidentes (como las notas aromáticas, la propiedad olfativa del sujeto, la imaginación de dicho sujeto, sus deseos, etc.). Por tanto, habría cierta remisión de la perfumería al platonismo.


Sin embargo, lo que parece estar sucediendo es que la perfumería le está dando un giro al concepto de esencia: se le está metiendo temporalidad. Las “esencias”, los papeles cinematográficos, pueden ser intercambiables; no se está buscando que se vuelvan eternos. Esto, entonces, se trata de un giro ontológico en la perfumería del concepto de esencia, que si bien contradice a la tradición filosófica de la esencia, es un giro que de hecho está sucediendo en nuestros tiempos.  


Dentro de las preguntas que alza el texto, hay una con implicaciones estéticas y políticas: ¿es la evocación de la cinematografía algo inherente a la perfumería, o acaso es la consecuencia histórica de una cultura ocularcentrista? Lo que intentó perfilarse en este artículo es que el aroma, en efecto, remite a imágenes visuales; aunque el ocularcentrismo ha sido una constante bajo la cual Occidente se ha comprendido a sí mismo, el aroma tiene una ontología que, en tanto tal, busca ser materializada, representada.


Por otro lado, es muy curioso que, en contraste con las fragancias comerciales como Dior, Gucci, Ralph Lauren y Chanel, en las fragancias emergentes de ultra nicho, no solo se está dando un giro estético, sino moral y ontológico: los papeles protagónicos no apuntarán a representar la belleza, el amor, la hombría o la feminidad; valores occidentales que, en frascos, son exportados masivamente a otras culturas, imponiéndose.


Por el contrario, buscarán representar la animalidad, la visceralidad, la maldad, entre otros. La percepción del yo que están evidenciando estas fragancias es de un yo disruptivo, muchas veces violento: un yo poderoso, que, rechazado por una tradición estética y moral, ahora se reivindica representándose en papeles como ningunos otros. ¿Este giro del aroma vendrá de un resentimiento histórico, de una rebeldía que se niega a atenerse a ciertos ámbitos de la tradición estética y ética de Occidente? Creo que uno podría ahondar en cualquiera de estas hipótesis y encontrar cosas sumamente valiosas de la representación del yo que se está gestando en estos tiempos.


En consecuencia, la emergencia de estas experiencias dentro del mundo de la perfumería nos puede adentrar en una mejor comprensión de las relaciones simbólicas que se están gestando entre la moda y la presentación del yo ante el mundo. 





Bibliografía:

Foucault, Michel. 2001. Estética, ética y hermenéutica. Vol. 3 de Obras esenciales de Michel Foucault. Barcelona: Paidós Básica.

Hernández, Carlos. Las fronteras sensibles del cuerpo: ontología del aroma.

Sitio web oficial de Estēe Lauder Companies, “Tom Ford Beauty”, https://www.elcompanies.com/en/our-brands/tom-ford-beauty





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